lunes, 14 de octubre de 2013

LES COMPARTO ALGO QUE ME ESCRIBIERON...

Un guerrero de la luz, antes de entrar en un combate importante, se pregunta a sí mismo: "¿Hasta qué punto desarrollé mi habilidad?"
Él sabe que las batallas que trabó en el pasado siempre terminan por enseñar algo. No obstante, muchas de estas enseñanzas le hicieron sufrir más de lo necesario. Más de una vez perdió su tiempo luchando por causa de una mentira. Y sufrió por personas que no estaban a la altura de su amor.
Los victoriosos no repiten el mismo error. Por eso el guerrero sólo arriesga su corazón por algo que vale la pena.


S/T

Hasta hoy tratando de emplear un pedazo de la mañana en un poco de crecimiento espiritual no he caído en la cuenta de que intento ser un guerrero de la luz, pues como plantea el libro en su prólogo, todos lo somos, aunque que la mayoría de las veces no lo vemos de esa manera en nuestro camino de vida.

Paciencia he necesitado para llegar a este momento, luchas, derrotas, levantarme de nuevo y a pesar de las nubes, el polvo, la soledad del final de esas batallas, siempre el susurro de Dios de que la luz siempre se podrá filtrar por cualquier hendija o espacio que deje la oscuridad, lo que solo nuestro espíritu debe ser el responsable del deseo de que la luz prevalezca.

Hace hoy exactamente un año, seis meses y dieciocho días que me paré al borde del combate más importante de mi vida, en ese momento no le damos tal importancia pero al pasar del tiempo el mismo reclama esa categoría. En ese momento no sabía hasta qué punto estaba preparado para enfrentarlo, estaba completamente cicatrizado de batallas pasadas, aunque los dolores seguían molestando a cada rato, y no imaginé aunque lo deseaba con todas mis fuerzas, hasta qué punto sería de importante y trascendente esta lucha que aún hoy libro. El objetivo, siendo un hombre el que escribe, y hablando de viejas batallas perdidas y dolores remanentes, ya imaginarán que es el corazón de una mujer; la finalidad, un camino. Busco en este definitivo combate, al fin, la realidad de un sueño, aunque el miedo ha sido en muchas ocasiones momento de reflexión para el impulso en cada paso de esta búsqueda; no me ha faltado violencia y tensión, esa que se embosca muchas veces en la oscuridad de la noche, esa que guía a los malos perdedores enrumbados por sus complejos a tratar de medir otras victorias según sus propios descalabros.

Como guerrero, estoy aprendiendo a medirme con la vara justa, muchas veces estas medidas nos dejan inconformes y molestan, pero nadie ha dicho que el camino justo sea el más agradable para la tendencia sobreprotectora de nuestro egoísmo. Es interesante la manifestación de los demonios alrededor de mí, esos que quieren sacarme de este camino, esos que me ofrecen el miedo y la derrota, esos que hacen ver placentero el hecho de que luchamos por la luz para nosotros mismos. Realmente no es así, hay mucho mayor placer en luchar por la felicidad ajena, donde estamos dispuestos a ofrecer nuestra propia luz, y ser fuertes para no esperar nada a cambio, solo la confianza de que si esa luz es verdadera, sin pedirlo será capaz de darnos en la medida rebosante que nuestro corazón exige para seguir en pie.

Quiero dar y estoy dando, aunque me cuesta un poco de trabajo no pedir, no celar, no ser egoísta, pero mi imperfección es la que me hace humano, muy idealista, muy idílico como me han definido, pero solo eso, o no, grandemente eso, un ser humano. Solo espero seguir cada día a la altura de la batalla que estoy dando, solo por tratar de ser un guerrero victorioso, por no dar pie en mi victoria a viejos errores y derrotas, lucho por nacer y he nacido aquel enero o febrero a una nueva luz, y quiero ser digno de ella, y pido que el amuleto de la paciencia siempre proteja mi empresa. Ahora ante la puerta de luz sé que estoy arriesgando mi corazón, y lo haré gozoso, traspasar ese umbral será solo un comienzo, el punto de partida de un camino para toda la vida, y sí, tengo miedo pero no es él quien me llevó a proponerle que cruzáramos juntos ese momento, ha sido la renovación de mi capacidad de amar, el saberme junto a otro guerrero de la luz.

PD. No está tan “lindo” como otros que te he escrito, pero lleva aún más carga de amor que los de tiempos pasados, además súmale que va con unos deseos incontenibles de perdón, perdón por comportarme en muchas ocasiones como el cocinero del ejército y no como un guerrero de él, por mi egoísmo, por tus lágrimas, por exponerte a la presión del idilio y el idealismo cuando no he dejado pie a nuestra humanidad de aciertos y desaciertos, a las tantas cosas que me van haciendo menos merecedor de ti, y sin embargo sigues planificando la boda. Solo quiero que sepas que me importas de manera íntegra. Tu Yandry.

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